Titulares
de prensa como: “El Sida le ganó la partida a...”, “Así se mueve el turismo del
sexo en...”, “Aborto y homosexualidad temas sensibles”, “Embarazo juvenil tiene
altos costos”, “El sexo prepago llegó a los colegios”, “La explotación sexual,
drama de nuestros días”, “Buscamos una sociedad donde las personas gay no tengamos
que escondernos” y noticias y programas de radio y televisión en torno al
aborto, al despertar sexual cada vez más precoz de los jóvenes, y los
consecuentes embarazos entre preadolescentes que ello conlleva, han generado
alarma en el país y han dejado en evidencia lo siguiente:
·
La gran
necesidad de concebir la educación sexual como asignatura o área fundamental.
El gobierno ha hecho esfuerzos como la promulgación de la resolución 03353 del
2 de Julio de 1993 y de las cuatro directrices Ministeriales que de ella se
derivaron, entre ellas, la directiva del 30 de Octubre del mismo año, que
oficializaron la enseñanza de la educación sexual desde la Institución Escolar,
estableciéndola como obligatoria en todos los establecimientos educativos del
país que ofrecen programas de educación preescolar, básica primaria y
secundaria y media vocacional, determinando así mismo que se hiciera por el
sistema de proyectos, según artículo 3 y numeral 1, de la resolución y de la
directiva ministerial citadas, correspondientemente. No obstante, a esta
iniciativa le faltó contundencia en la cobertura, tanto en la difusión de las
normas como en la cualificación y cuantificación de los recursos que debían
sustentarlas, pero más grave aún, la educación sexual no se concibió como
asignatura o área fundamental y por tanto quedó vulnerable a la desidia, al
descuido y al abandono institucional. Esto último quedó ratificado casi 20 años
después, con la promulgación de la Ley 1620 del 15 de marzo de 2013, mediante
la cual tampoco se le otorgó el estatus de asignatura a área fundamental y confirmó,
según su artículo 20, que los proyectos pedagógicos deberán ser desarrollados
en todos los niveles del establecimiento educativo, formulados y gestionados
por los docentes de todas las áreas y grados, construidos colectivamente con
otros actores de la comunidad educativa, que sin una asignatura específica,
respondan a una situación del contexto y que hagan parte del proyecto educativo
institucional o del proyecto educativo comunitario.
·
Las pocas herramientas con las
que ha contado el educador para asumir con calidad y en forma pertinente y oportuna,
la tarea de orientar la vida sexual de los alumnos, más aún si la ha asumido
por azar o producto de otras circunstancias, razón por la cual, la mal llamada
orientación, se enfocó en información indiscriminada, sin obedecer a un
proyecto como lo estableció la resolución referida, y sin hacer énfasis en valores, lo que en conjunto produjo un efecto
contrario de desorientación en la mayoría de los casos, con el agravante de que
tampoco se ejerció ningún control.
·
El temor e inseguridad de
los padres de familia para responder a las preguntas inocentes de sus hijos y
en general para abordar los temas sexuales, delegando esta tarea en compañeros
y amigos y, con buena suerte, en la institución escolar.
·
La ausencia de un proyecto
de educación sexual que pueda garantizar regularidad y secuencia, según la
regularidad y secuencia de los procesos de crecimiento y desarrollo humano, involucrando
además a los padres de familia, de tal modo que, como consecuencia, sea un
proyecto coherente con las necesidades de los alumnos y las expectativas de los
padres, brindando una información adecuada, formadora y reforzadora de valores,
que estimule los procesos de reflexión en torno a las inquietudes sexuales del
momento, para que los jóvenes de ambos sexos puedan enfrentar
satisfactoriamente situaciones futuras y tomen decisiones convenientes y
congruentes con el grado de madurez alcanzado.
·
El poco o nulo impacto
social de las temáticas y contenidos que se abordan por proyectos, a menos que
tengan un significativo peso entre los requisitos para la promoción y
graduación, toda vez que la dinámica propia de cada institución, cada vez menos
controlada y vigilada, sólo deja tiempo para cumplir con las áreas y asignaturas
establecidas como fundamentales.
·
La inexistencia de una
bibliografía adecuada que aborde, apoye y dinamice las directrices que planteó
el Ministerio de Educación Nacional desde 1993 y que en consecuencia responda a
las necesidades de padres y maestros quienes, ahora más que antes, deben aunar
esfuerzos si quieren incidir positivamente en pro de una educación sexual comprometida
con la salud física, mental y social de los jóvenes del presente, y por ende de
la sociedad futura.
El
hoy es una consecuencia del ayer y si en el ayer no construimos las bases para
el presente, difícilmente podremos incidir en el estado de cosas que hoy nos
preocupan. Se trata pues, de iniciar el proceso para orientar la vida sexual y
esperar que lo hagamos tan eficazmente, que veamos sus frutos lo antes posible
y podamos evitar parte de las consecuencias que a corto y mediano plazo nos
esperan, si continuamos con tanto estado de indiferencia, sobre todo en cuanto
a la acción práctica se refiere.
Las
instituciones educativas en particular y otras entidades comprometidas con la
educación sexual del país, están llenas de buenas intenciones y de muchos
proyectos escritos que se han quedado en el papel porque, las jornadas dobles o
triples y la dinámica propia de cada institución, frecuentemente afectada desde
afuera por razones de diversa índole, sólo permiten asignarle tiempo a lo
fundamental y lamentablemente los proyectos, como el de educación sexual, que
no obedecen a lo legislado como fundamental, quedan condenados al olvido y con
buena suerte, al azar.
A
estas mismas circunstancias puede quedar sometido el esfuerzo que el Ministerio
de Educación Nacional de Colombia viene haciendo para unificar los criterios
del subprograma en salud sexual y reproductiva del fondo de población de las
Naciones Unidas UNFPA que se apoya en los postulados de la cumbre internacional
sobre población y desarrollo efectuado en El Cairo - Egipto y el Proyecto para
la sexualidad y construcción de ciudadanía: Hacia una política pública,
iniciado como prueba piloto en 2006 y que entre 2008 y 2010 lleva a cabo su
etapa de expansión, pero de cuyo proceso poco se oye decir, mientras crecen las
alarmas por el aumento de tasas de embarazos entre adolescentes, el acoso y el
abuso a menores de edad, y el avance de las enfermedades de transmisión sexual,
entre otros, temas que son motivo de noticia nacional e internacional en los tiempos
actuales y que reflejan la urgente necesidad de tomar medidas más eficaces en este
sentido.
Un
breve reflejo de la situación en mención, la resume el titular: “Crecen embarazos
en adolescentes en Latinoamérica”, página 61 del diario El Espectador, en su
edición del 27 de mayo de 2012, en los siguientes extractos de su contenido:
14,3%
es el aporte de las adolescentes a la fecundidad total de América Latina y el
Caribe, según la CEPAL.
Casi
una cuarta parte de las jóvenes de 15 a 24 años en América Latina, ya fueron
madres antes de los 20 años, según una reciente publicación de la Comisión
Económica Para América Latina (CEPAL) y la Organización Iberoamericana de la
Juventud (OIJ), en la que se alerta que el problema va en aumento.
Los
países de Centroamérica presentan las cifras más altas. Sólo los países africanos
superan a Latinoamérica en la dimensión de esta problemática. En la cabeza de
la lista de las naciones más afectadas está Nicaragua, donde el 27% de las
adolescentes entre los 15 y 19 años han pasado por la maternidad. En Colombia
esta cifra es del 19,5% (Según la encuesta de prevalencia, demografía y salud,
publicada en 2010)
La
CEPAL hizo además un diagnóstico de las falencias en cada país: Venezuela se
raja en educación sexual, en Nicaragua la mayor preocupación es la violencia
sexual contra las jóvenes y, en Colombia, la mortalidad de mujeres gestantes
menores de 15 años.
En
los barrios de estrato socioeconómico más bajo, los índices de embarazo alcanza
el 29,5%.
Cindy
estudiaba en el barrio Castilla cuando quedó en embarazo. Tenía 15 años. En el
colegio y en la cuadra, había aprendido algo acerca de la planificación, pero
nunca se preocupó. Su desespero fue tal que llegó a considerar “métodos
caseros” de aborto con hierbas y brebajes. Desde que se graduó “por ventanilla”,
se ha dedicado a trabajar, mientras su hijo de 3 años permanece en un hogar del
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ICBF o con su madre y su abuela, con
quieres reside. “A mí me gustaría farrear - sonríe con nostalgia - Yo fui la
primera de las cuatro (se refiere a un grupo de primas) que resultó en
embarazo; a los seis meses quedó la otra; a los dos años, otra. Solamente falta
una del parche”
Jenny
sólo sale para validar el bachillerato, el resto lo pasa cuidando a su hijo
porque así lo quiere su novio, el mismo que le dijo que usar anticonceptivos es
de “vagabundas”
…
¿Adultos responsables? Son la 11:50 a.m., En 15 minutos, Isabel Mira, jefa del
área de tecnología de la Institución Educativa Juvenil Nuevo Futuro, dará
inicio a su primera clase de educación sexual. Está confundida: ¿Cómo abordará
el tema? Norman Salazar, profesor de ese plantel, dice que la educación sexual
no es asignatura de un área específica y “todos los profesores les sacan el
cuerpo”, así como los padres les delegan esa tarea a los docentes (que suelen
ser los primeros en saber de los embarazos). Salazar no sólo critica
severamente el papel de los medios masivos frente a la sexualidad, sino que
reconoce la falta de capacitación de los educadores…
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