Autora

Rocío Cartagena Garcés

domingo, 20 de diciembre de 2015

Colombia: Educación sexual obligatoria, pero no fundamental


Titulares de prensa como: “El Sida le ganó la partida a...”, “Así se mueve el turismo del sexo en...”, “Aborto y homosexualidad temas sensibles”, “Embarazo juvenil tiene altos costos”, “El sexo prepago llegó a los colegios”, “La explotación sexual, drama de nuestros días”, “Buscamos una sociedad donde las personas gay no tengamos que escondernos” y noticias y programas de radio y televisión en torno al aborto, al despertar sexual cada vez más precoz de los jóvenes, y los consecuentes embarazos entre preadolescentes que ello conlleva, han generado alarma en el país y han dejado en evidencia lo siguiente:

·         La gran necesidad de concebir la educación sexual como asignatura o área fundamental. El gobierno ha hecho esfuerzos como la promulgación de la resolución 03353 del 2 de Julio de 1993 y de las cuatro directrices Ministeriales que de ella se derivaron, entre ellas, la directiva del 30 de Octubre del mismo año, que oficializaron la enseñanza de la educación sexual desde la Institución Escolar, estableciéndola como obligatoria en todos los establecimientos educativos del país que ofrecen programas de educación preescolar, básica primaria y secundaria y media vocacional, determinando así mismo que se hiciera por el sistema de proyectos, según artículo 3 y numeral 1, de la resolución y de la directiva ministerial citadas, correspondientemente. No obstante, a esta iniciativa le faltó contundencia en la cobertura, tanto en la difusión de las normas como en la cualificación y cuantificación de los recursos que debían sustentarlas, pero más grave aún, la educación sexual no se concibió como asignatura o área fundamental y por tanto quedó vulnerable a la desidia, al descuido y al abandono institucional. Esto último quedó ratificado casi 20 años después, con la promulgación de la Ley 1620 del 15 de marzo de 2013, mediante la cual tampoco se le otorgó el estatus de asignatura a área fundamental y confirmó, según su artículo 20, que los proyectos pedagógicos deberán ser desarrollados en todos los niveles del establecimiento educativo, formulados y gestionados por los docentes de todas las áreas y grados, construidos colectivamente con otros actores de la comunidad educativa, que sin una asignatura específica, respondan a una situación del contexto y que hagan parte del proyecto educativo institucional o del proyecto educativo comunitario.

·         Las pocas herramientas con las que ha contado el educador para asumir con calidad y en forma pertinente y oportuna, la tarea de orientar la vida sexual de los alumnos, más aún si la ha asumido por azar o producto de otras circunstancias, razón por la cual, la mal llamada orientación, se enfocó en información indiscriminada, sin obedecer a un proyecto como lo estableció la resolución referida, y sin hacer énfasis en valores, lo que en conjunto produjo un efecto contrario de desorientación en la mayoría de los casos, con el agravante de que tampoco se ejerció ningún control.

·         El temor e inseguridad de los padres de familia para responder a las preguntas inocentes de sus hijos y en general para abordar los temas sexuales, delegando esta tarea en compañeros y amigos y, con buena suerte, en la institución escolar.

·         La ausencia de un proyecto de educación sexual que pueda garantizar regularidad y secuencia, según la regularidad y secuencia de los procesos de crecimiento y desarrollo humano, involucrando además a los padres de familia, de tal modo que, como consecuencia, sea un proyecto coherente con las necesidades de los alumnos y las expectativas de los padres, brindando una información adecuada, formadora y reforzadora de valores, que estimule los procesos de reflexión en torno a las inquietudes sexuales del momento, para que los jóvenes de ambos sexos puedan enfrentar satisfactoriamente situaciones futuras y tomen decisiones convenientes y congruentes con el grado de madurez alcanzado.

·         El poco o nulo impacto social de las temáticas y contenidos que se abordan por proyectos, a menos que tengan un significativo peso entre los requisitos para la promoción y graduación, toda vez que la dinámica propia de cada institución, cada vez menos controlada y vigilada, sólo deja tiempo para cumplir con las áreas y asignaturas establecidas como fundamentales.

·         La inexistencia de una bibliografía adecuada que aborde, apoye y dinamice las directrices que planteó el Ministerio de Educación Nacional desde 1993 y que en consecuencia responda a las necesidades de padres y maestros quienes, ahora más que antes, deben aunar esfuerzos si quieren incidir positivamente en pro de una educación sexual comprometida con la salud física, mental y social de los jóvenes del presente, y por ende de la sociedad futura.

El hoy es una consecuencia del ayer y si en el ayer no construimos las bases para el presente, difícilmente podremos incidir en el estado de cosas que hoy nos preocupan. Se trata pues, de iniciar el proceso para orientar la vida sexual y esperar que lo hagamos tan eficazmente, que veamos sus frutos lo antes posible y podamos evitar parte de las consecuencias que a corto y mediano plazo nos esperan, si continuamos con tanto estado de indiferencia, sobre todo en cuanto a la acción práctica se refiere.

Las instituciones educativas en particular y otras entidades comprometidas con la educación sexual del país, están llenas de buenas intenciones y de muchos proyectos escritos que se han quedado en el papel porque, las jornadas dobles o triples y la dinámica propia de cada institución, frecuentemente afectada desde afuera por razones de diversa índole, sólo permiten asignarle tiempo a lo fundamental y lamentablemente los proyectos, como el de educación sexual, que no obedecen a lo legislado como fundamental, quedan condenados al olvido y con buena suerte, al azar.

A estas mismas circunstancias puede quedar sometido el esfuerzo que el Ministerio de Educación Nacional de Colombia viene haciendo para unificar los criterios del subprograma en salud sexual y reproductiva del fondo de población de las Naciones Unidas UNFPA que se apoya en los postulados de la cumbre internacional sobre población y desarrollo efectuado en El Cairo - Egipto y el Proyecto para la sexualidad y construcción de ciudadanía: Hacia una política pública, iniciado como prueba piloto en 2006 y que entre 2008 y 2010 lleva a cabo su etapa de expansión, pero de cuyo proceso poco se oye decir, mientras crecen las alarmas por el aumento de tasas de embarazos entre adolescentes, el acoso y el abuso a menores de edad, y el avance de las enfermedades de transmisión sexual, entre otros, temas que son motivo de noticia nacional e internacional en los tiempos actuales y que reflejan la urgente necesidad de tomar medidas más eficaces en este sentido.

Un breve reflejo de la situación en mención, la resume el titular: “Crecen embarazos en adolescentes en Latinoamérica”, página 61 del diario El Espectador, en su edición del 27 de mayo de 2012, en los siguientes extractos de su contenido:

14,3% es el aporte de las adolescentes a la fecundidad total de América Latina y el Caribe, según la CEPAL.

Casi una cuarta parte de las jóvenes de 15 a 24 años en América Latina, ya fueron madres antes de los 20 años, según una reciente publicación de la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL) y la Organización Iberoamericana de la Juventud (OIJ), en la que se alerta que el problema va en aumento.

Los países de Centroamérica presentan las cifras más altas. Sólo los países africanos superan a Latinoamérica en la dimensión de esta problemática. En la cabeza de la lista de las naciones más afectadas está Nicaragua, donde el 27% de las adolescentes entre los 15 y 19 años han pasado por la maternidad. En Colombia esta cifra es del 19,5% (Según la encuesta de prevalencia, demografía y salud, publicada en 2010)

La CEPAL hizo además un diagnóstico de las falencias en cada país: Venezuela se raja en educación sexual, en Nicaragua la mayor preocupación es la violencia sexual contra las jóvenes y, en Colombia, la mortalidad de mujeres gestantes menores de 15 años.

En los barrios de estrato socioeconómico más bajo, los índices de embarazo alcanza el 29,5%.

Cindy estudiaba en el barrio Castilla cuando quedó en embarazo. Tenía 15 años. En el colegio y en la cuadra, había aprendido algo acerca de la planificación, pero nunca se preocupó. Su desespero fue tal que llegó a considerar “métodos caseros” de aborto con hierbas y brebajes. Desde que se graduó “por ventanilla”, se ha dedicado a trabajar, mientras su hijo de 3 años permanece en un hogar del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ICBF o con su madre y su abuela, con quieres reside. “A mí me gustaría farrear - sonríe con nostalgia - Yo fui la primera de las cuatro (se refiere a un grupo de primas) que resultó en embarazo; a los seis meses quedó la otra; a los dos años, otra. Solamente falta una del parche”

Jenny sólo sale para validar el bachillerato, el resto lo pasa cuidando a su hijo porque así lo quiere su novio, el mismo que le dijo que usar anticonceptivos es de “vagabundas”

… ¿Adultos responsables? Son la 11:50 a.m., En 15 minutos, Isabel Mira, jefa del área de tecnología de la Institución Educativa Juvenil Nuevo Futuro, dará inicio a su primera clase de educación sexual. Está confundida: ¿Cómo abordará el tema? Norman Salazar, profesor de ese plantel, dice que la educación sexual no es asignatura de un área específica y “todos los profesores les sacan el cuerpo”, así como los padres les delegan esa tarea a los docentes (que suelen ser los primeros en saber de los embarazos). Salazar no sólo critica severamente el papel de los medios masivos frente a la sexualidad, sino que reconoce la falta de capacitación de los educadores…

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