A
pesar de la actitud y de la falta de voluntad de esa persona, no hay motivos
para desanimarse porque son comprensibles las razones de tanta displicencia. La
incredulidad y la desidia se apoderó de un gran número de personas en este
mundo y se alcanzó un clímax de desconfianza por parte de la mayoría, por la
forma tan equivocada en que se les educó, y muy particularmente porque a casi
todos les mintieron o les ocultaron una magnifica verdad.
En
el hogar, y prácticamente desde el nacimiento, niños y niñas fueron sometidos a
procesos diferenciados de educación, otorgando o negando ciertas ventajas en
relación directa con su género. Esta discriminadora costumbre, reforzada en la
escuela, estimulando conductas machistas, y feministas en tiempos más
recientes, propiciando inequidades en ambos casos, sumada a una triste y
lamentable mentira, derivó en generaciones de adultos poco aptos para vivir en
armonía en los entornos en los que han ido estableciendo sus núcleos de
convivencia.
Mujeres
en situación de desventaja en diversos ámbitos de su desarrollo personal,
hombres dependientes de las destrezas y del protagonismo de las mujeres en
aspectos comunes a ambos y con una visión equivocada sobre la función y potencial
de su rol, y en general personas de todas las edades con dificultades para
canalizar positivamente las emociones e interrelacionarse constructivamente, como
consecuencia casi exclusiva de la deficiente o nula educación sexual basada en valores, es un común denominador que
esta obra pretende ayudar a superar.
Algunos
aspectos que siempre han generado desacuerdos y controversias, tienen que ver
con las dudas acerca de cuál será la edad adecuada para comenzar a educar a los
hijos en sexualidad, la dosis correcta de información, y la persona idónea para
enseñar, pero las mayores discordias se centran en la creencia de que la
información puede llevar al inicio temprano de la actividad sexual y al
libertinaje, como si no fueran peores las consecuencias del desconocimiento y
de la avalancha de información indiscriminada. El problema no es la información,
sino la calidad de ésta, y más determinante aún, es la secuencialidad, la oportunidad,
la autoridad ético - moral y la credibilidad de quienes la transmiten. Sin
embargo, al margen del tipo o nivel de los contenidos, la educación en
sexualidad no debe ser mirada como un área más en la que prevalecen los
enfoques meramente biológicos, técnicos, científicos, comerciales, etc., sino
abordada desde la necesidad de preparar a las personas para que por sí mismas,
desde la diferencia y la diversidad tan evidentes entre los humanos, propicien
estilos de vida auténticos y adecuados, acordes con sus identidades,
individualidades, expectativas y potencialidades.
La
mayoría de las encrucijadas y dilemas a las que nos vemos enfrentados los seres
humanos en conjunto y en cualquier época, y muy especialmente en lo
concerniente a la sexualidad, carecerían de cualquier trasfondo de problemática,
si el proceso de crecimiento y desarrollo de los afectados hubiese sido
enfocado en un comienzo desde la perspectiva de los valores, razón por la cual
esta obra los considera como la base fundamental para educar en sexualidad, en
forma gradual, en concordancia con las etapas de desarrollo humano que bien han
estudiado y descrito distintos autores y escuelas dedicadas a la comprensión de
estas. Muchísimas personas en el mundo han puesto de manifiesto y en forma
reiterada, que de nada verdaderamente útil sirve el más refinado conocimiento,
si se carece de una base moral que permita enfocarlo en objetivos beneficiosos
para la humanidad entera. La educación sexual, más que cualquier otra área de
aprendizaje, tiene el deber de partir desde la base de los valores, bien
arraigados, y absolutamente entendidos como la esencia de la comprensión entre
seres humanos, desde su esencia sexual y hasta todos los ámbitos hacia los que
esa energía nos conduce.
Algo
que faltaba en este camino al redireccionamiento y mejoramiento, era la existencia de una guía o derrotero
común a seguir, tal como lo sugiere la misma naturaleza del desarrollo humano.
No había consenso local, ni nacional, ni regional, y menos aún mundial, acerca
de pautas y procedimientos a seguir en la tarea de educar en lo sexual, siendo
que el desarrollo físico sexual nos hace tan comunes a todos los seres humanos,
independiente de la situación geográfica/cultural en la que estemos en este
planeta. No existía ni siquiera un mínimo de deseable homogeneidad entre los
entes educativos y, como si no fuera suficiente, podría resultar más que
cuestionable, incluso alarmante, el nivel de conocimientos, ética, y las
actitudes sexuales de quienes en forma poco comprometida ejercían el rol de
agentes educativos en forma general y de modo especial en esta asignatura o
área. La carencia de material educativo para un período completo de enseñanza
básica y media, la frecuente falta de idoneidad para ejercer como educador en
sexualidad, y las limitaciones que puedan existir en el ámbito institucional,
pretenden ser solucionadas por esta guía básica para padres y maestros, más sus
12 talleres complementarios para estudiantes, uno para cada grado de enseñanza,
además del texto guía para capacitar docentes en educación sexual. La guía
básica para padres y maestros es esencial para comprender el enfoque de los
talleres, y muy particularmente para ayudar a generar conciencia entre los adultos
acerca de las necesidades y derechos de los niños, niñas y adolescentes, de tal
modo que no se conviertan en los primeros opositores a la distribución de los textos
educativos, sobre todo si se toman en cuenta todas las instrucciones de
organismos internacionales que avalan y promueven este tipo de iniciativas.
La
obra completa queda en sus manos. Como sus contenidos están enfocados en
función de estimular, reforzar, y consolidar valores, ésta trasciende por sí
misma enfoques científicos, religiosos, políticos, y legislativos, y no excluye
a ningún tipo de comunidad. Entonces, queda aspirar a que todo el apoyo y
dedicación que puedan brindar a esta causa, logre resultados infinitamente beneficiosos
y edificantes para la humanidad, más de lo que en un comienzo haya sido posible
imaginar y anhelar.
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